Así como las plumas del pavo real parecen presumir miles de ojos, la familia Ruiz del Castillo siente que puso todas sus miradas detrás del singani Perla Azul, bautizado por las plumas de esta hermosa ave como inspiración. Perla Azul es el resultado de un extenso proceso que lo precede y que lo ha llevado a ganar dos medallas incluso antes de salir al mercado.
Se trata de una cadena que inicia con la rigurosa selectividad de la materia prima y los proveedores, un control sobre cada variable antes que de la materia prima llegue a bodegas. Por si fuera poco, solo una porción de los vinos elaborados es seleccionada para producir el singani Perla Azul.
Y es que el deseo de producir singani se remonta a la memoria de los abuelos de la familia Ruiz del Castillo, una historia y legado cuyos herederos sienten el peso de cuidarlas. No por nada la bodega lleva ambos apellidos como nombre, es un recordatorio constante de quiénes son, de dónde viene y a quiénes deben honrar. “Es un reto bastante grande poner ‘Ruiz del Castillo’ como marca, eso nos genera un compromiso inmediato”, apuntan desde la bodega.
De momento, la gema de la corona es el singani Perla Azul, pero desde la bodega esperan el momento indicado para lanzar productos como espumantes, vinos rosados y blancos de alta gama. El objetivo es diversificar la producción sin sacrificar en ningún momento la calidad y los estándares del proceso.
Fernando Ruiz Martínez, Eloina Castillo Cortez, con Fabián, Elisa y Fernando Jr. son los nombres detrás de la marca y la familia que busca hacer honor a su nombre con un singani de la calidad de Perla Azul. Son los responsables de las medallas de oro Virtus y Spirits Awards para su producto estrella.