Guardar vino es una práctica que muchos entusiastas consideran un arte, pero no todos los vinos están destinados a mejorar con el tiempo. La capacidad de guarda de un vino depende de varios factores, como su tipo, la añada y las condiciones de almacenamiento.
Tipos de vino y su tiempo de guarda
– Vinos Jóvenes: Estos vinos, que no han pasado por barrica, se deben consumir dentro de un año. En el caso de los vinos jóvenes que han tenido un breve contacto con barrica (vinos jóvenes robles), pueden extender su guarda un poco más, aunque no demasiado.
– Vinos Crianza: Pueden ser guardados entre cuatro y cinco años. Estos vinos han tenido un tiempo de maduración en barrica y están diseñados para evolucionar.
– Vinos Reserva: Estos suelen estar listos para ser disfrutados entre ocho y diez años después de su cosecha, ofreciendo una complejidad mayor en aromas y sabores.
– Vinos Gran Reserva: Los más longevos, pueden ser guardados durante quince años o más, desarrollando características únicas a lo largo de su vida.
Condiciones de guarda
Para garantizar que tu vino evolucione adecuadamente, es fundamental almacenarlo en condiciones óptimas. Busca un lugar oscuro y fresco, con una temperatura constante entre 12 y 16 grados Celsius. La humedad relativa debe estar en torno al 60% para evitar que los corchos se sequen. Además, asegúrate de que el vino esté alejado de vibraciones y olores fuertes, ya que estos pueden afectar su calidad.
Momento ideal para degustar
Saber cuándo beber un vino es crucial. Cada tipo tiene un pico de madurez, que es el momento óptimo para disfrutar de sus características. Observar el color y el aroma puede ayudarte a determinar si el vino está en su mejor momento. Recuerda que un buen vino es un producto vivo, en constante evolución; por lo tanto, su disfrute debe ser un viaje de exploración.
Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de tus vinos en su máxima expresión y hacer que cada botella sea una experiencia memorable.