Un soleado 21 de septiembre es la fecha precisa para viajar. Un sábado en el que se despliegan tres viajes: el típico en bus hasta Santa Ana, uno histórico por la bodega y el viaje sensorial de la mano de los espumantes Altosama.
Todo inicia con un cóctel, un chuflay que presume tanto la flor como el aroma de la lavanda. Es apenas un adelanto de lo que está por venir. La experiencia “En la cima” inicia con ese trago dulce y continúa con un fugaz vistazo a los viñedos. Le sigue el recorrido por la bodega.
Desde los más tradicionales alambiques hasta la más moderna maquinaria evidencian el desarrollo tecnológico que la lo largo de los años ha trabajado la bodega. Kulhmann se jacta de su método y se su singani Herencia, producto de un destilado único. Pero hoy no estamos aquí para hablar de singanis. Los protagonistas del día son los espumosos, los mismos que esperan afuera.
Sobre el césped junto a los viñedos aguardan las mesas acomodadas en forma de u. Frente a cada silla se lucen los platos con el maridaje. Esta experiencia no contempla quesos, jamones ni nada parecido. Lo hay son tres copas por ahora vacías y gajos de manzana verdes, almendras españolas, chips de manzana deshidratada y tres tipos de macarons.
Tras las instrucciones de cómo abrir los espumantes, pronto las copas son llenadas con Brut, Rosé y Demisec de Altosama. A la explicación sobre el dulzor de cada una le siguen los primeros sorbos y comparaciones y, desde luego, murmullos y comentarios sobre las sensaciones.
El volumen de las voces y la alegría se incrementan cuando se da rienda libre a combinar de todas las formas posibles aquellos que está en el plato con aquello que está en las copas. “¿Ya probaste la almendra con el Rosé? y ¿Y la manzana con el Brut?” Intercambios de recomendaciones como si de figuritas de un álbum se tratara.
Pero el ganador de la mañana es la combinación entre los macarons y los espumantes. Esa es la hace saltar las alabanzas y la experimentación. Es, en definitiva, una experiencia distinta para todos, una cata que ha salido un poco del molde y ofrece aquello que se necesita un sábado cuando se inaugura la primavera.
El resto es levantarse de la mesa, charlar con los amigos que están al otro extremo y escuchar la guitarreada. Un par más de copas son servidas y empieza el regreso a casa con las ganas latentes de volver y así elevar los momentos especiales.
Contacto: enoturismo@kulhmann.com.bo
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María Virginia Flores