Día a día, la elaboración de singani es la suma, la mezcla precisa entre ciencia, arte y tradición. Eso lo tiene claro la Destilería Vacaflores, que lo adopta como un lema y como una forma de trabajo: son los pilares que significaron un reconocimiento internacional en su primer año en el mercado.

Sobre la tradición del singani, esta late y corre por las venas de la familia Vacaflores, pues se trata de una constante que abarca desde sus raíces en el valle de Cinti hasta su actualidad en el municipio de San Lorenzo. Fue en el año 2007 cuando instalaron los primeros viñedos en Tomatitas, cuya producción estaba destinada a la venta tras cada vendimia. Sin embargo, ya entonces asomaba una intención productora, pues con los restos que quedaban en casa elaboraban sus propios singanis.

El tiempo habló y la producción aumentó año tras año, hasta que el llamado a hacer un singani propio era inevitable. En la vendimia de 2022, la familia tomó la decisión de incursionar con una marca propia a partir de la siguiente vendimia. De esa manera, tras afinar el proceso, se lanzaron al mercado en enero de 2024 con la producción del año anterior.

Bajo el nombre de Numina, el cual remite a espíritus y deidades en latín, la Destilería Vacaflores lanzó un singani orientado a aquellos paladares exigentes que buscan verdaderas experiencias sensoriales. Con el norte claro desde un inicio, la meta fue un producto de calidad que deleite todos los sentidos y se aleje de la concepción distorsionada que asocia a los espirituosos con excesos. En síntesis: una bebida compleja que resalte el verdadero espíritu del singani, como su nombre lo indica.

Por todo ello, no es casualidad que la bodega se concentre en la constante investigación e innovación de su proceso productivo. Del cual dicen que, junto a todos los datos e información, suman el toque de arte, pues lejos de recetas predeterminadas, el singani también se hace sobre la marcha.

Todo ese esfuerzo le ha valido a Numina y a la Destilería Vacaflores una medalla de plata en el Bacchus 2024, en su debut en el mercado y después de su primera vendimia. Este logro, tanto como orgullo, es también un paso hacia una causa con la que la destilería se siente comprometida: revalorizar el singani dentro del país. «Primero los bolivianos tenemos que estar convencidos del singani. Luego lo estará el resto del mundo”, señalan desde la destilería

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