En un lugar lleno de mística, donde convergen un paisaje único, el río Guadalquivir, los cóndores y mucho viento; en un lugar con vista a la cordillera de los Andes y ubicado a 1 950 metros sobre el nivel del mar se ocultan las viñas de Cañón Escondido. El microclima de aquella ubicación es uno de los responsables de la rápida consolidación de una bodega que no para de crecer.

En 2010, pensando en una casa de campo, Jorge Ruiz Martínez plantó las primeras vides. Tres años después, su hijo Jorge Ruiz Auad las completaría por el simple afán de cultivar esas plantas de sus vinos favoritos. Ninguno de los dos se imaginaba que ese aparente hobby evolucionaría a 7.5 hectáreas y más de dos quintales de uva anuales para vino. Y es que la magia detrás de las etiquetas de Cañón Escondido es algo que se fue puliendo de a poco.

Siempre con la idea de refrescar el concepto de sus vinos y mantener el proceso lo más puro posible, Cañón Escondido ha logrado en los últimos años no sólo establecerse en el mercado local, sino ganar reconocimiento fuera del país. Prueba de ello son las medallas ganadas ya sea en Bruselas, Bélgica, ya sea en el Bacchus 2024 en España, además de sus dos oros en la Guía de Descorchados.

Pero ¿qué es lo que destaca de su producción? Esencialmente, sus dos líneas principales. La Línea Cañón Escondido, de larga crianza, acoge bajo su manto a un Tannat Reserva de 18 meses en barrica y al singular Red Blend de tannat, cabernet franc y syrah. Se trata de productos acorde a esa línea de frescura y sinceridad que se persigue desde la bodega. Por otro lado, está la Línea de Finca, aquella que se remite a las características frutales de Ancón Chico.

Por si fuera poco, uno de los éxitos recientes es su vino blanco estilo Orange. Se trata de un método georgiano que consiste en macerar la uva en ovoides de hormigón, lo que desemboca en tonalidades oro-naranjas y, cada tanto, en un premio Bacchus.

En la constante búsqueda por innovar y resignificar la uva, Cañón Escondido está próximo a lanzar el Singani Rupestre, con el que espera hacer honor a su cañón y abarcar más mercado. Pero no todo se queda en la producción, pues la instalación de cabañas y experiencias en ese pedacito de cielo son también un plan de pronta ejecución.