La bodega Vilte no solo es un proyecto familiar nacido de la adversidad, sino un ejemplo de cómo la pasión y el esfuerzo pueden transformar una industria. Liderada por mujeres, Vilte busca que sus vinos sean reconocidos por su autenticidad, innovación y calidad.
Con una producción protegida por manos femeninas, estos vinos están hechos para todo el mundo, y lo que los distingue, más allá de su origen, es la excelencia con la que se producen.


Cada botella está concebida bajo estrictas normativas de calidad, con el sueño de alcanzar medallas y reconocimientos internacionales. Pero siempre con el placer de regalar esa experiencia Vilte a cada amante del vino.
La historia de la familia Vilte, vitivinicultores de toda la vida, y su bodega empieza en un momento muy específico. Fue cuando tras años de vender sus uvas en Camargo, un año les negaron la compra de la cosecha. Ante la frustración de ver su trabajo desperdiciado, tomaron una decisión trascendental: jamás volverían a depender de otros.
Así nació el sueño de tener su propia bodega, un proyecto que comenzó de cero, impulsado por la determinación de no volver a estar en una situación de vulnerabilidad.


Lo que distingue a bodega Vilte no es solo su origen familiar, sino también el hecho de estar liderada por mujeres. Las hijas de la familia, cada una con una especialidad en el mundo del vino, aportan innovación y autenticidad a cada paso. Además, el compromiso con la igualdad de género está en el corazón de su proyecto, ofreciendo oportunidades a mujeres en diversas áreas de la empresa. bodega Vilte no solo es un sueño hecho realidad, también es un ejemplo de cómo la adversidad puede transformar la historia de una familia y de una industria.
A toda su historia y vino, se le suma la oportunidad de realizar maridajes con quesos de cabras producidos también por Vilte. Con sus propias cabras, la bodega prepara sus quesos, el acompañamiento ideal para un buen vino.