Determinadas por la ADPIC (Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio) las denominaciones de origen son un recurso invaluable en el mundo de la producción vitivinícola, ya que identifican y protegen la calidad y autenticidad de los vinos, asegurando así que ciertas características únicas provengan exclusivamente de un origen geográfico. Este reconocimiento no sólo distingue a los vinos y destilados, sino que también desempeña un papel crucial en la economía de un país, especialmente para los pequeños productores y artesanos.
La importancia de la denominación de origen radica en su capacidad para garantizar la calidad de los productos y su origen geográfico, lo que otorga un valor agregado a los mismos. Este valor añadido abre las puertas a mercados internacionales para los productores y proporciona a los consumidores la seguridad de adquirir productos auténticos y de calidad. Además, las DO contribuyen al desarrollo económico de las regiones al promover el turismo enológico y generar oportunidades de empleo y desarrollo local.
Las características de las denominaciones de origen incluyen la identificación de un origen geográfico específico, que puede ser un país, región o localidad, así como la presencia de características únicas que se derivan principalmente del entorno geográfico y los factores naturales y humanos de la zona. El proceso de registro requiere la representación de un grupo significativo de productores dentro de la zona delimitada, subrayando la importancia de la asociación y el trabajo conjunto en la protección y promoción de los productos.
Es así que las denominaciones de origen desempeñan un papel fundamental en la protección, promoción y desarrollo de productos emblemáticos e impulsan la economía local, preservando la identidad cultural y ofreciendo a los consumidores experiencias auténticas y de calidad. Su reconocimiento y protección son esenciales para garantizar la continuidad y prosperidad de las comunidades productoras, así como para fortalecer la imagen y competitividad de un país en el mercado internacional.
En este contexto, Bolivia se destaca con un destilado único en el mundo: el singani, que ostenta la denominación de origen como un reconocimiento que enaltece su identidad y calidad. El singani, un destilado elaborado a partir de la fermentación de uvas moscatel de Alejandría, encuentra en su origen boliviano su esencia y carácter distintivo. La altitud de los valles interandinos, el clima soleado y las técnicas de producción transmitidas de generación en generación confieren al singani su sabor único y su reconocimiento internacional. Es un sello de calidad y gusto que sólo se produce en suelo boliviano.