En el tejido vibrante de la industria del vino en Bolivia, la figura destacada de Ivan Bluske se erige como un pionero indiscutible. Graduado en Enología e Industrias Frutihortícolas de la Universidad Juan Agustín Masa, Mendoza, Argentina, Ivan trae consigo décadas de experiencia y una pasión palpable por el vino.

Su trayectoria cuenta con episodios como enólogo en la Bodega Abel Michel Torino, en Cafayate, Salta, seguido por un papel fundamental como director del Centro Vitivinícola de Tarija. Bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), Ivan lideró la implementación del centro, introduciendo nuevas variedades de uva, laboratorios de control y normativas para elevar la calidad de la vitivinicultura boliviana.

Como miembro del jurado internacional de cata de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), ha contribuido al reconocimiento global de los vinos bolivianos. Posteriormente, fundó Bluske & Asociados SRL, una empresa que, durante 36 años, ha transformado la genética de las plantaciones mediante la entrega de plantas de vid importadas de Francia.

La incursión en nuevas variedades de uvas de mesa y vinificación, como la emblemática Tannat, marca un hito en su legado. Pues lo destacado de este capítulo es su papel en la introducción de la tannat en Tarija en 1999. La apuesta arriesgada con la familia Castellanos y la Bodega Aranjuez dio lugar a un éxito que hoy define la vitivinicultura boliviana.

Ivan Bluske y Ramón Castellanos (Presidente de MILCAST, Bodega Aranjuez)

Ivan también ha podido dejar una huella en la educación y consultoría, desde ser catedrático en la Universidad Juan Misael Saracho hasta su papel como consultor en la bodega Viña Ocucaje en Perú. Además ha diversificado su impacto en industrias como la de lácteos, cerveza y alimentos.

Hoy, como proveedor clave en la industria, Ivan Bluske considera su mayor logro “haber cambiado genéticamente la matriz de las plantas de uva para vinificación en Bolivia”. Su compromiso futuro radica en continuar aportando tecnología accesible a la industria vinícola, respaldando tanto a grandes bodegas como a los emergentes pequeños productores que han conquistado mercados nacionales e internacionales.

La historia de Ivan Bluske es un testimonio del poder transformador de la pasión y la visión en la industria del vino boliviana. A lo largo de su carrera, estima que ha vendido más de 1.2 millones de plantines de vid. Su legado perdura en cada copa, cada viñedo y en el crecimiento continuo de una industria que él contribuyó a moldear.