Ya sea por curiosidad o afición, entrar al mundo del vino puede resultar intimidante. Eso lo sabe bien Álvaro Bazán, de 53 años y amante del vino. Y fue por ello que en su mente despertó la idea de desmitificar todo ese misticismo y pretenciosidad que, cada tanto, rodea a algo tan simple como una copa.

Álvaro encontró la respuesta en una dinámica lúdica que bautizó como “Tinto a ciegas”: el juego del vino. Pues pocas cosas hay mejores que aprender algo nuevo de forma entretenida. Y es que para su creador lo que prima siempre en cualquier reunión debe ser, precisamente, la diversión.

Hasta 12 amigos pueden juntarse una noche para disfrutar de la propuesta de Álvaro. El número máximo de jugadores no es casualidad, pues el creador explica: “Con una botella de tamaño normal —750 ml— se puede servir a 12 personas de una sola vez con una cantidad suficiente para probar el vino y olerlo”.

Y es que Tinto a ciegas es todo un viaje de sensaciones para acercarse al vino sin preconceptos ni etiquetas. Es tomar la copa con los ojos cerrados y emitir un juicio sincero sobre las sensaciones que produce, para luego comparar con otras opciones y con los juicios de los amigos. Esa es para Álvaro la forma legítima de aproximarse al vino.

Cuando juegues, tal como si estuvieras viajando, la bitácora del juego te servirá para inmortalizar tus apuntes y opiniones sobre cada vino probado.

Hasta el momento, de los primeros 50 juegos lanzados al mercado, se han vendido más de 30, por lo que Álvaro valora como positiva la aceptación de su producto. El precio de cada juego es de Bs 500, monto destinado completamente a recuperar la inversión.

“El juego desmitifica y le quita al mundo del vino esa excentricidad que le quieren dar. Lo pone al alcance de cualquiera que juegue. Con que esa persona diga qué le gusta y qué no, ya cumplimos el objetivo”, explica Álvaro.

Cuando juegues, tal como si estuvieras viajando, la bitácora del juego te servirá para inmortalizar tus apuntes y opiniones sobre cada vino probado.