Fuente: Deutsche Welle
Enclavado en el Museo Histórico del Palatinado, Alemania, reposa un tesoro vinícola que ha desafiado el paso del tiempo: la legendaria botella de vino Speyer, con una venerable antigüedad de 1 700 años.
En la actualidad, los historiadores contemporáneos se encuentran inmersos en un intrigante debate sobre si abrir o no esta reliquia del siglo IV. Esta ánfora se mantiene herméticamente sellada gracias a una combinación de aceite de oliva y cera, en lugar del típico corcho.
Aunque su contenido a primera vista presenta una consistencia más sólida de lo habitual, algunos valientes expertos sostienen que este vino centenario podría aún deleitar el paladar. Contrario a la creencia popular de que los vinos mejoran con la edad, en este caso, la experiencia promete ser más bien excéntrica.
El vino de Speyer: un relato romano y subterráneo
Conocido como el «Römische Wein von Speyer» o vino romano de Speyer, esta joya arqueológica es una botella de 1.5 litros con asas con forma de delfín. Su morada inicial fue la tumba de un noble romano, datada alrededor del año 325 d. C., cerca de la actual ciudad de Speyer. Este enterramiento, característico de la época romana, incluía ajuares funerarios, entre ellos, el vino.
Aunque el debate persiste entre los investigadores sobre si abrir o no esta cápsula temporal, los microbiólogos advierten sobre posibles peligros, deteniendo hasta ahora cualquier intento de descorcharla. La incertidumbre sobre la reacción del vino al contacto con el aire y la consiguiente pérdida de su valor han mantenido el dilema sin resolver.
El misterio persistirá hasta que la botella sea abierta y sometida a los análisis pertinentes, tanto de la ciencia como del paladar humano. La pregunta final queda en el aire: ¿quién estará dispuesto a enfrentar el desafío de degustar este vino que ha desafiado los siglos? La respuesta, por ahora, sigue envuelta en el misterio de una antigüedad inigualable.