Indetectables a simple vista, pero evidentes al gusto, esto es lo que debes saber de los taninos
Los taninos, esos misteriosos compuestos químicos naturales presentes en el vino, desempeñan un papel fundamental en su sabor, pues proporcionan una sensación astringente y amarga. Estos elementos son parte de la familia de los polifenoles, antioxidantes vegetales que se encuentran en uvas, granos de café, manzanas, espinacas, granadas y más.
En el mundo del vino, los taninos se concentran principalmente en la piel, las semillas y las ramas de la uva, y en menor medida en la pulpa. Es por ello que los vinos tintos suelen ostentar una mayor presencia de taninos en comparación con sus homólogos blancos, dado que estos compuestos se encuentran principalmente en la piel de uva tinta.
Un aspecto importante es que la cantidad de taninos puede influir en la experiencia sensorial. Los vinos con más taninos tienden a producir una sensación más seca y astringente, mientras que aquellos con menos son, por lo general, más suaves y fáciles de beber.
No todos los taninos del vino son iguales, y cada tipo aporta características particulares. Los taninos de uva, por ejemplo, son de sabor amargo y astringente, mientras que los taninos de roble añaden notas de vainilla y caramelo. La cantidad de taninos en un vino está sujeta a factores como el tipo de uva, el clima, las condiciones del suelo y las técnicas de elaboración. El tipo de roble utilizado en los toneles de maduración también influye en el sabor.
Los taninos también desempeñan un papel esencial en el envejecimiento del vino tinto, pues ayudan a prevenir su oxidación. Se disuelven en el vino durante su almacenamiento en barricas de madera, y es la presencia de taninos sedosos la que permite que el vino madure adecuadamente a lo largo de las décadas, suavizándose con el tiempo y adquiriendo el sabor aterciopelado.
Algunos datos
A la hora de catar un vino, puedes distinguir entre distintos tipos de taninos:
- Taninos secos: dejan la boca extremadamente seca y a menudo indican una maceración excesiva de la uva o el uso de barricas muy antiguas.
- Taninos sedosos: en contraste, ofrecen una sensación de jugosidad en el paladar, señal de que los taninos han sido bien formados y equilibrados.
- Taninos dulces: se caracterizan por ser más aterciopelados, con una sensación de sequedad leve. En este punto, el vino suele estar en su momento óptimo para ser consumido, sin que se espere una evolución significativa.
Pero no todo se trata de sabor. Para los seres humanos, el consumo moderado de taninos en el vino puede brindar beneficios para la salud debido a su efecto antioxidante:
- Favorecen la coagulación de heridas, contribuyendo a una cicatrización más rápida.
- Tienen propiedades astringentes y antiinflamatorias que pueden ser útiles en el tratamiento de la gastroenteritis.
- Poseen propiedades antibacterianas y actúan como un antiséptico eficaz en heridas y llagas.
- El poder antioxidante de los taninos del vino puede reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, ayudar a frenar el envejecimiento y prevenir niveles elevados de colesterol, lo que promueve la salud cardiovascular.
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