Tras 25 años de experiencia y asesoramiento a viñedos de Tarija, Julio César Molina Antelo se lanzó a una nueva aventura, esta vez con su propio viñedo y etiqueta: Ay Juna.
Él, ingeniero agrónomo de profesión y apasionado del vino, explica que luego de todos esos años en el mundo vitivinícola “ya era hora de hacer algo propio”. Es así como, inspirado por su propia Tarija, funda la Bodega Ay Juna con el apoyo de su familia, pues describe la marca como un emprendimiento familiar.
‘¡Ay juna!’, es una intersección usada en Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú y Uruguay para expresar una variedad de sentimientos, entre ellos, admiración o sorpresa.
En contraste con el grueso de viñedos del departamento, Ay Juna destaca por una particularidad: tiene su bodega en la ciudad. Y es que en la zona de la Loma de San Juan se encuentra el centro de operaciones de Julio César. Ese es el presente de la bodega, sin embargo, no descarta mudarla al área rural en el futuro.
Del mismo modo en que las notas del vino van inevitablemente ligadas a la variedad de la vid, Julio César sabe que su nombre y el de su familia tienen que estar impregnados por la esencia de Ay Juna.
Además, Ay Juna presenta en sus etiquetas nombres y motivos inseparables de la historia chapaca. Para la familia es vital que el futuro y legado de la bodega se expanda trenzado con los íconos tarijeños. Es por ello que entre sus botellas se encuentran etiquetas con nombres como El Caudillo, El Montonero, Enigma, Don Mauro, Julio Molina, Cantor o La Pícara.
La Bodega Ay Juna nace en la propia ciudad de Tarija, arraigada y soldada tanto a la tierra del valle como a la historia del departamento.
Significados de los nombres de los vinos
El Caudillo, en honor al Moto Méndez, conocido como el caudillo chapaco. Por ello se pretende que el vino de la cepa tannat sea el que lleve al futuro la bandera de los vinos tarijeños.
El Montonero, en honor a los combatientes de la Batalla de la Tablada, los Montoneros de Méndez. Es un vino trivarietal que denota fuerza, corpulencia y perseverancia.
Enigma, un vino de la variedad petit verdot, poco común en el medio, invita a descubrir lo enigmático que el terruá proporciona a las uvas producidas en el valle tarijeño.
Don Mauro, un vino bivarietal en honor al padre de Julio César, Mauro Molina Balza, quien le inculcó los valores de respeto, humildad, identidad y honradez, y uno de los impulsores del folklore tarijeño. Cada etiqueta del vino lleva partes de sus poemas.
Julio Molina, de la variedad marcelan, por el propietario de la bodega y asesor nacional en viticultura, porque la Bodega Ay Juna nace de la pasión de Julio César por el sector vitivinícola.
Cantor, un vino blend dedicado al junte de amigos al calor de una guitarra y de un buen asado, donde se canta y se expresan sentimientos entre pura alegría.
La Pícara, un vino rosé o rosado, nombre propuesto por la esposa de Julio César porque “después de que la mujer toma unas copas de vino, saltan la alegría y picardía de la chapaca, donde abunda la sonrisa al son de las anécdotas y ocurrencias de nuestra gente”.